domingo, 11 de agosto de 2013


El cirujano Emilio Segovia y su esposa fueron tomados de rehén en un hipermercado de Ciudadela hace 20 días. La Policía persiguió el auto en el que los llevaban y lo baleó. La mujer está parapléjica por los multiples impactos de bala efectuados por la policía.

También él fue operado y todavía lleva alguna esquirla del proyectil que lo hirió. "Todo salió mal, es así. No nos metimos en una villa, nos asaltaron en un supermercado lleno de gente en el que incluso había colegas nuestros comprando. Después, la actitud de los ladrones, a quienes les ofrecimos que se llevaran lo que teníamos... Y la Policía, que no podía no saber que en el auto había rehenes y disparó igual. ¿A un auto se lo detiene solo destruyéndolo a los tiros? Los balazos vinieron de afuera, no hay forma de que nos hayan disparado los ladrones", sostiene. En su coche pegaron al menos 18 disparos.



Todo ocurrió mientras la pareja cargaba bolsas en el auto, en el playón del hipermercado. Fue en ese momento que aparecieron los dos asaltantes. "Eran poco más de las nueve de la noche. Les dijimos que se llevaran todo, pero no quisieron. Le apuntaron a la cabeza a Ingrid diciendo que iban a matarla y pensé que nos querían usar para salir del Coto".

El ladrón que se ubicó al volante no sabía manejar bien. Mientras intentaban salir, los asaltantes volvieron a amenazar, esta vez a la seguridad, con que a Ingrid iban a ejecutarla si no los dejaban pasar.

La mujer sacó medio cuerpo por la ventanilla para dejar en claro que estaba de rehén. "Después de un rato empecé escuchar las sirenas y el tiroteo. Mi esposa gritaba", le relata Emilio a Clarín. "Hubo una persecución, que terminó en un choque y luego la Policía me ayudó a salir del auto. Cuando voy a ver cómo estaba mi mujer, me doy cuenta de que no podía moverse ".


Pruebas. Así quedó el Fox de los médicos: recibió 18 balazos. El cirujano Emilio Segovia iba dentro del baúl.

Según se informó entonces, los dos asaltantes fueron detenidos y la Policía les secuestró una pistola y dos revólveres. Mientras tanto, Ingrid era llevada al Posadas, donde tuvieron que operarla porque se moría. Hoy, en una clínica privada de Escobar, apenas mueve las manos y la posibilidad de que vuelva a sentir las piernas parece lejana.

"Es una lesión gravísima, pero tenemos que sacarla adelante. Va a ser un tratamiento largo, no hay pronóstico y la obra social no nos cubre casi nada. Además, mis documentos desaparecieron con lo cual hace un mes que tengo muchos trámites parados. Ella no siente nada en el abdomen ni en las piernas. Ni siquiera puede mover bien las manos", cuenta Emilio, sentado en un bar de Mataderos, acompañado de su madre, que viajó para ayudarlo. La mujer lo escucha y aguanta para no llorar.

Según dijo entonces el jefe de la Policía de San Martín, los agentes que participaron del tiroteo no sabían que había rehenes en el auto donde iban Ingrid y Emilio. Al menos seis de esos policías, en declaraciones casi calcadas, negaron saber que había gente secuestrada. Sin embargo, uno de los empleados de seguridad del Coto declaró que, al dar aviso por handy de lo que pasaba, dijo que los asaltantes "aparentemente llevaban rehenes". Otro testigo, un policía que estaba haciendo horas extras en el hipermercado, admitió que vio cuando Ingrid sacaba medio cuerpo por la ventanilla y se dio cuenta que estaba de rehén, antes de que el Volkswagen Fox saliera del playón. Lo mismo contó un segundo agente de la Bonaerense que estaba en el Coto.

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