El conflicto del Beagle parte 2
Las reconstrucciones de esos sucesos señalan a los comandantes de cuerpos del Ejército argentino como los menos permeables a la diplomacia. A esa acción se conoce con el nombre en clave de Operación Soberanía plan de invasión de Chile que el gobierno militar de Argentina planificó ejecutar en los últimos días de diciembre de 1978. En ese entonces el V Cuerpo a cargo del general José Vaquero, que tenía sus unidades en la avanzada, soportaría el peso de la ofensiva. En tanto, el I Cuerpo, al mando de Carlos Suárez Mason, había enviado al Sur a la poderosa Brigada de Caballeria Blindada I y a la Brigada de Infantería X. Por su parte, el II Cuerpo, comandado por Leopoldo Fortunato Galtieri, tenía la misión de apoyar la acción del V Cuerpo, para lo que trasladó al frente a una brigada de caballería y otra de infantería. Luciano Benjamín Menéndez tenía en su III Cuerpo el que esperaba fuera el golpe decisivo, la movilización de la brigada aerotransportada. El punto de reunión sería Temuco con el objetivo estratégico de dividir en dos a Chile. Además la Infantería de Marina Argentina había movilizado 12.000 hombres.
El plan de batalla estaba en marcha. Foto: El 19 de enero de 1978 los presidentes de Chile y Argentina se reunieron en Mendoza en medio de crecientes preparativos bélicos. Al llegar el entonces mandatario trasandino y su comitiva a la base de la IV Brigada, se pudo observar unos doce aviones A-4 Skyhawk que habían sido emplazados en dirección a Chile. Pinochet lo interpretó como una actitud agresiva y belicista por parte de la Argentina.
Reuniones entre Videla y Pinochet
A comienzos de este último año tuvieron lugar dos reuniones reservadas entre Videla y Augusto Pinochet. La primera en la base aérea mendocina de El Plumerillo, el 18 de enero, y la segunda en Puerto Montt, el 20 de febrero. El Jorge Rafael Videla afirma en el libro "Disposición Final" que fue su par chileno quien pidió el primer encuentro. "Fue una reunión a solas, él y yo, nadie más. Pinochet comenzó dramatizando sobre la posibilidad de una guerra entre dos países que, dijo, tenían todo para ser complementarios. Yo le contesté que tampoco nosotros queríamos la guerra y que el rechazo del laudo apuntaba a crear las condiciones políticas para llegar a una solución pacífica, negociada. En un momento, Pinochet se levanta y va hasta un mapa que estaba colgado en una pared; vuelve y hace un croquis, traza una línea y me lo muestra: '¿Qué le parece?'. 'Me parece interesante', le dije. Es que la línea era de norte a sur y partía a dos de las islas, Evout y Barnevelt, la mitad del oeste para Chile y la mitad del este para nosotros. Repartía esos dos territorios. Era un avance, porque impedía que Chile tuviera proyección hacia el Atlántico. Agregué: 'En principio, me gusta por la dirección norte a sur, pero ¿cómo seguiría esta línea, cuál sería el comienzo y cuál sería el final?'. 'No avancemos, por ahora estas dos islas', me contestó". Paralelamente, negociadores de ambos países acordaron la creación de una comisión para intentar un acuerdo, que sería ratificada con la firma de un documento bilateral en Puerto Montt.
Foto: La aeronave F-28 que transportaba a Jorge Rafael Videla para su encuentro con Augusto Pinochet en Puerto Montt, la nave es escoltada por un grupo de cazas chilenos F-5E los cuales una vez aterrizado el F-28 en el Aeropuerto, según testigos, hacen un último paso rasante sobre la pista y se devuelven a Santiago.
Videla viajó a Chile "muy confiado", pero se encontró con que Pinochet "había cambiado de idea", sostiene el libro Disposición Final. El ex dictador argentino recuerda así el episodio: "Lo primero que me dijo fue: 'El dibujo ése que yo le entregué y que firmamos los dos no va más. La Junta no lo acepta. Olvídese'. Me pareció un gran mentiroso porque el poder en Chile era él, la Junta no contaba. Y me informó que había alterado el programa del acto".El entredicho aceleró la escalada bélica. Videla asegura que "estuvimos en guerra". De acuerdo con el libro, a fines de 1978 la flota naval argentina ya navegaba hacia el Océano Pacífico, los aviones habían cambiado sus bases, patrullas del Ejército "operaban en territorio chileno" e, incluso, se había dispuesto el traslado en tren de miles de féretros. "Hubo un Día D, Hora H; ya habían sido determinados. La invasión sería el sábado 23 de diciembre. No queríamos que coincidiera con la Navidad", dice el ex dictador. Según el libro, el general Luciano Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo, "sería la punta de lanza de una operación para partir por la mitad a Chile". El "Cachorro" era el más convencido de una rápida victoria. "Estaba obnubilado con Chile, quería la guerra a todo precio. Pensaba que sería un paseo militar, y decía: 'Salimos a las 5 de la mañana y a las 5 de la tarde estamos tomando el té con las chilenas en Valparaíso'", recuerda Videla en el libro "Disposición Final". De: Videla revela detalles de negociaciones con Pinochet por conflicto del Beagle.
Mediación Papal:
Foto: Llegada a Buenos Aires del Cardenal Antonio Samoré representante del vaticano enviado por el Papa Juan Pablo II para detener la guerra.
A comienzos de diciembre la guerra era solo cuestión de tiempo. Todos los esfuerzos para llegar a un acuerdo habían fracasado momento cuando el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Hernán Cubillos Sallato propuso a su par trasandino solicitar la mediación de una potencia amiga. Se acordó solicitar la medición papal. El 12 de diciembre, Hernán Cubillos viajé a Buenos Aires y tras dialogar con Carlos Washington Pastor aprobaron la solicitud de mediación, pero en la tarde de ese día la Junta Militar argentina desautorizó al ministro Pastor. Tras el viaje sin resultados de Cubillos, en Buenos Aires tuvo lugar una sesión de la junta militar argentina en el edificio Cóndor, con la ausencia notoria de Videla y el canciller Pastor.
Foto: El entonces Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Hernán Cubillos Sallato y el entonces Canciller Argentino Carlos W. Pastor (Derecha).
En esa reunión se le colocó fecha y hora al Operativo Soberanía: el 22 de diciembre de 1978 a las 22:00 horas. A último momento de ese día el Vaticano logró la anuencia de los dos gobiernos para intentar una gestión pontificia y ofreció el envío de un representante. En Buenos Aires Videla convocó a los comandantes que debían dirigir el ataque para plantearles la nueva propuesta Papal. Se despacharon mensajes para detener la ofensiva la mayoría cumplió salvo la que estaba apostada en la provincia de Neuquén que avanzo varios kilómetros en territorio chileno ya que no pudo recibir la contraorden debido a problemas de comunicación. En las jornadas siguientes el Vaticano envió al cardenal Antonio Samoré quien llevó a la firma, en enero de 1979, el Acta de Montevideo que despejaba la posibilidad de una guerra que hubiera costado en las primeras semanas miles de víctimas.
Foto: Juan Pablo II junto a los Cancilleres de Chile y Argentina.
El temporal que dilató la "Operación Soberanía" las manos de Dios
"Nunca había visto un tiempo tan malo, estaba pésimo. Estaba tan malo que no había posibilidad de operaciones aéreas ni anfibias. De no haber mediado las condiciones de tiempo, y si los argentinos hubiesen cumplido el plan 'Soberanía', esto no se habría podido parar", concluye el vicealmirante (r) Hernán Rivera.El "Prat", primer objetivo argentinoSi el "Simpson" abría fuego contra una invasión argentina, enseguida sería el turno del crucero "Prat", buque insignia de la Escuadra que debía disparar su artillería contra la flota de desembarco adversaria.A bordo estaba el ahora vicealmirante (r) Hernán Rivera, por entonces jefe del estado mayor de la Escuadra.Por su naturaleza, el "Prat" probablemente habría sido el primer objetivo de los ataques argentinos, tanto aéreos como marítimos y submarinos. En el buque insignia lo sabían, pero nadie, dice Rivera, manifestó temor. "En la gente nuestra no había ninguna duda. El espíritu era ir cuanto antes a la guerra y definir esta cuestión", sostiene.La gran ventaja de la flota argentina, explica, era el portaaviones "25 de Mayo", que le daba supremacía aérea y hacía vulnerables a los buques chilenos.La Escuadra chilena, agrega, tenía a su favor la cohesión alcanzada por las tripulaciones tras un año de intenso entrenamiento, la eficiencia de la aviación naval -informaba cada cuatro horas la posición de los buques argentinos- y el refugio natural que ofrecían los fondeaderos en los canales."Ellos sabían que estábamos en el sur, pero no sabían dónde (…) Los fondeaderos de guerra son lugares absolutamente camuflados donde es imposible ver los buques, ni siquiera sobrevolando", asegura Rivera.
Foto: Escuadra chilena en ejercicios años 1978
Así, las naves chilenas lograban disimular falencias como la escasez de pertrechos, debido al embargo de Estados Unidos, y el hecho que la iniciativa estaba en manos de los argentinos.Con todo, admite el retirado oficial, "el 'Prat' habría sufrido daños importantes como consecuencia del ataque de los aviones del '25 de Mayo'. Por eso nos colocamos en una disposición de combate en la que primero estaban los buques misileros, que en el fondo eran los que iban a decidir esta cuestión en el combate de superficie".Rivera recuerda como el momento más crítico el 20 de diciembre de 1978, cuando recibieron la orden de salir al paso de la flota argentina. El vicealmirante Raúl López Silva, comandante en jefe de la Escuadra, reunió a los capitanes de todos los buques y les advirtió: "Señores, vamos a definir esta situación de una vez por todas. Se acabaron los ejercicios. La próxima vez que toque un zafarrancho de combate significa que estamos enfrentados a los argentinos".
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Mediación Papal:
Foto: Llegada a Buenos Aires del Cardenal Antonio Samoré representante del vaticano enviado por el Papa Juan Pablo II para detener la guerra.
A comienzos de diciembre la guerra era solo cuestión de tiempo. Todos los esfuerzos para llegar a un acuerdo habían fracasado momento cuando el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Hernán Cubillos Sallato propuso a su par trasandino solicitar la mediación de una potencia amiga. Se acordó solicitar la medición papal. El 12 de diciembre, Hernán Cubillos viajé a Buenos Aires y tras dialogar con Carlos Washington Pastor aprobaron la solicitud de mediación, pero en la tarde de ese día la Junta Militar argentina desautorizó al ministro Pastor. Tras el viaje sin resultados de Cubillos, en Buenos Aires tuvo lugar una sesión de la junta militar argentina en el edificio Cóndor, con la ausencia notoria de Videla y el canciller Pastor.
Foto: El entonces Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Hernán Cubillos Sallato y el entonces Canciller Argentino Carlos W. Pastor (Derecha).
En esa reunión se le colocó fecha y hora al Operativo Soberanía: el 22 de diciembre de 1978 a las 22:00 horas. A último momento de ese día el Vaticano logró la anuencia de los dos gobiernos para intentar una gestión pontificia y ofreció el envío de un representante. En Buenos Aires Videla convocó a los comandantes que debían dirigir el ataque para plantearles la nueva propuesta Papal. Se despacharon mensajes para detener la ofensiva la mayoría cumplió salvo la que estaba apostada en la provincia de Neuquén que avanzo varios kilómetros en territorio chileno ya que no pudo recibir la contraorden debido a problemas de comunicación. En las jornadas siguientes el Vaticano envió al cardenal Antonio Samoré quien llevó a la firma, en enero de 1979, el Acta de Montevideo que despejaba la posibilidad de una guerra que hubiera costado en las primeras semanas miles de víctimas.
Foto: Juan Pablo II junto a los Cancilleres de Chile y Argentina.
El temporal que dilató la "Operación Soberanía" las manos de Dios
"Nunca había visto un tiempo tan malo, estaba pésimo. Estaba tan malo que no había posibilidad de operaciones aéreas ni anfibias. De no haber mediado las condiciones de tiempo, y si los argentinos hubiesen cumplido el plan 'Soberanía', esto no se habría podido parar", concluye el vicealmirante (r) Hernán Rivera.El "Prat", primer objetivo argentinoSi el "Simpson" abría fuego contra una invasión argentina, enseguida sería el turno del crucero "Prat", buque insignia de la Escuadra que debía disparar su artillería contra la flota de desembarco adversaria.A bordo estaba el ahora vicealmirante (r) Hernán Rivera, por entonces jefe del estado mayor de la Escuadra.Por su naturaleza, el "Prat" probablemente habría sido el primer objetivo de los ataques argentinos, tanto aéreos como marítimos y submarinos. En el buque insignia lo sabían, pero nadie, dice Rivera, manifestó temor. "En la gente nuestra no había ninguna duda. El espíritu era ir cuanto antes a la guerra y definir esta cuestión", sostiene.La gran ventaja de la flota argentina, explica, era el portaaviones "25 de Mayo", que le daba supremacía aérea y hacía vulnerables a los buques chilenos.La Escuadra chilena, agrega, tenía a su favor la cohesión alcanzada por las tripulaciones tras un año de intenso entrenamiento, la eficiencia de la aviación naval -informaba cada cuatro horas la posición de los buques argentinos- y el refugio natural que ofrecían los fondeaderos en los canales."Ellos sabían que estábamos en el sur, pero no sabían dónde (…) Los fondeaderos de guerra son lugares absolutamente camuflados donde es imposible ver los buques, ni siquiera sobrevolando", asegura Rivera.
Foto: Escuadra chilena en ejercicios años 1978
Así, las naves chilenas lograban disimular falencias como la escasez de pertrechos, debido al embargo de Estados Unidos, y el hecho que la iniciativa estaba en manos de los argentinos.Con todo, admite el retirado oficial, "el 'Prat' habría sufrido daños importantes como consecuencia del ataque de los aviones del '25 de Mayo'. Por eso nos colocamos en una disposición de combate en la que primero estaban los buques misileros, que en el fondo eran los que iban a decidir esta cuestión en el combate de superficie".Rivera recuerda como el momento más crítico el 20 de diciembre de 1978, cuando recibieron la orden de salir al paso de la flota argentina. El vicealmirante Raúl López Silva, comandante en jefe de la Escuadra, reunió a los capitanes de todos los buques y les advirtió: "Señores, vamos a definir esta situación de una vez por todas. Se acabaron los ejercicios. La próxima vez que toque un zafarrancho de combate significa que estamos enfrentados a los argentinos".
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