sábado, 20 de julio de 2013


Ya les he hablado del manual de La Cámpora, ese instructivo que nos mandan cada semana para bajarnos línea. Cuando recibí el de este lunes pensé que se pudría todo: nos ordenaban hablar bien de Milani y del acuerdo con Chevron; es decir, defender a un militar acusado de violar los derechos humanos y a una petrolera gringa que va a quedarse, poniendo poca guita, con nuestra declamada soberanía energética. ¡Todo mal!

Mi primera reacción fue que el instructivo era trucho. La segunda, que si eso era verdad, si había que elogiar a un represor y darle la bienvenida a Chevron como salvador de YPF, el núcleo duro del kirchnerismo podía estallar por los aires. Imaginé renuncias en masa. Imaginé portazos de Hebe, Carlotto, Kicillof, Forster, D'Elía y tantos otros. Imaginé consignas atronadoras: "¡Hasta acá llegamos!", "Milani es nuestro límite", "No vamos a cambiar el ¡Perón, Perón! por ¡Chevron, Chevron!" Porque, convengamos, no todo el mundo tiene la versatilidad de Víctor Hugo, Timerman o Aníbal, tipos a los que todos los bondis los dejan bien.

Una vez más, me equivoqué. Ni el manual era trucho ni se escandalizó nadie. Al contrario, esta derechización del Gobierno contó con el apoyo incondicional de nuestra gente. Quedé desconcertado. Con lo que me costó el proceso de reculturización, el tránsito del neoliberalismo al progresismo, y ahora resulta que tengo que volver a mis orígenes. Como solo no puedo, fui a pedir ayuda. Necesitaba hablar con alguien pragmático, alguien con un ADN recontra K, muy cercano a la Presidenta. Me fui derecho al despacho de Zannini. El diálogo me dejó extraordinarias enseñanzas.

-¿Me puede explicar lo de Milani? No entiendo nada.

-En política no hay que buscar explicaciones, sino soluciones. Lo necesitamos.

-¡Pero es un represor!

-Te pido que reprimas tu impulsividad.

-¡Lo acusan de cosas espantosas!

-Lo espantoso es acusar así a un soldado de la patria, a un general de la Nación.

-Es que hasta está denunciado en el Nunca Más de La Rioja.

-Es cierto, pero vos no lo repitas nunca más.

-Y además no puede explicar cómo se hizo rico en tan poco tiempo con un sueldo de militar. ¿Vio la casa y los autos que tiene?

-Sí, pobre Milani: en el Ejército lo llaman Milloni. Vos conocés a la señora... Cuando le dijeron que es un espía inescrupuloso, que le gusta el poder y que hizo la plata fácil, casi muere de emoción. Compró ahí mismo.

-¿Pero con qué argumentos lo vamos a defender? ¿Arriamos la bandera de los derechos humanos?

-¡Eso nunca! En todo caso, la doblamos y la guardamos.

-¿Costó mucho convencer a los nuestros de que debían hablar bien de Milani?

-Sí, costó muchísimo, pero por suerte no salió de mi presupuesto.

-¿No es desprolijo que sea jefe del Ejército y conserve la conducción del área de Inteligencia?

-Es que la señora siempre nos dice que no es fácil encontrar un militar inteligente.

-Ok, pero parece riesgoso tener un espía al frente del Ejército.

-Si espía para nosotros, no.

-¿Estamos seguros de que nos va a ser leal?

-Carlitos, Carlitos, ¿qué es la lealtad? La lealtad es una moneda de cambio, y para esto no hay cepo.

-¿Y lo de Chevron?

-Es un extraordinario acuerdo...para Chevron [suelta una carcajada]. ¿Qué querés que te diga? Se nos caía todo a pedazos y tuvimos que entregarnos. Ésa es la verdad. Ahora, pum para arriba.

-¿Pero Galuccio, el Mago, no venía como el gran salvador de YPF?

-Habíamos pensado eso, pero por ahora se está salvando él con la fortuna que gana.

-¿Cómo se entiende esto de que se la sacamos a los españoles y se la damos a los yanquis?

-Yo lo atribuyo a los progresos de la señora con el inglés.

-¿Arriamos la bandera de la soberanía energética?

-¡Eso nunca! Vamos a arriar la soberanía, pero manteniendo alta la bandera.

-No quisiera estar en la piel del pobre Kicillof... ¡Con lo que se llenó la boca diciendo que ahora YPF iba a ser del pueblo y para el pueblo!

-En realidad dijo "para el pueblo norteamericano" y nadie lo oyó [suelta otra carcajada].

-¿Hay riesgo de que renuncie?

-Yo creo que ya renunció a seguir hablando. ¿No viste qué calladito está?

-Pensé que era porque estaba triste.

-En el reino del poder, Carlitos, la tristeza es una moneda de cambio.

Esto es lo bueno de hablar con tipos como Zannini, que la tienen clara, no andan con vueltas y no te la venden cambiada. Ahora entiendo todo. Milani es la Madre Teresa y a Chevron la asociamos para nacionalizarla apenas se descuiden. Podrá hacernos hocicar la crisis energética, podremos casarnos con un represor, podrán derrotarnos las urnas en agosto y en octubre, podrá ser el fin de una época, la muerte del kirchnerismo, pero el relato es más fuerte. El relato vivirá por los siglos de los siglos. Que así sea..

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