Un desierto rojo (y un paseo por el Triásico) en La Rioja Argentina (Talampaya)
Un desierto en intensos tonos rojizos, en su zona más imponente, moldeado por un río (actualmente seco), entre paredes que parecen murallas, torres naturales y formaciones caprichosas.
Hace pocos días, tuve el placer de recorrer lugares increíbles en el marco de un blogtrip (viaje organizado para bloggers para difundir un destino) en la provincia de La Rioja Argentina. Entre los lugares recorridos, un sitio destacaba sobre todo en dos aspectos que lo hacen curioso y digno de estar en la lista de lugares increíbles del blog (aunque no fue el único, ya iré contando y reseñando más).
El Parque Nacional Talampaya, parte del itinerario, está reconocido como Patrimonio de la Humanidad. Un sitio imponente y que destaca porque es uno de los pocos lugares del mundo en donde una capa geológica expuesta a cielo abierto revela muchos de las huellas y sucesos del Triásico, lo que significa que es un paraíso para geólogos y científicos de todo el mundo. Pero por si fuera poco, hay que agregar que la belleza del paisaje, erosionado por miles de años, es poco menos que deslumbrante: un desierto rojo, con imponentes paredes, formas, esculturas naturales y acantilados erosionados que fueron testigos de la vida de los dinosaurios y el hombre primitivo:
Las imágenes pertenecen a la Quebrada de Don Eduardo, un rincón de éste inmenso parque que recorrimos en una caminata combinada con mountain bike.
Talampaya es parte de la cuenca Triásica de Ischigualasto, una región desértica que se extiende también por la provincia de San Juan, y en donde afloran las capas y estratos sedimentarios de la era mesozoica de hace unos 250 millones de años. En una enorme extensión, están presentes datos, huellas, sedimentos y restos fósiles, que tras arduas tareas de investigación, revelan datos sobre la conformación de la tierra y la evolución primitiva de la vida.
El Cañón de Talampaya, que otrora era habitado por dinosaurios, puede brindar el placer de mostrarse entre otras formas de vida majestuosas como el cóndor, que sobrevuela los cañones rojizos. También hay guanacos, zorros, plantas de algarrobo, xerófilas, y arbustos, que sobreviven gracias al agua escasa que cae sobre todo en verano, y que aflora a pocos centímetros bajo tierra en las temporadas más secas.
Se puede visitar todo el año, y es accesible por vía aérea desde la ciudad de La Rioja, capital provincial conectada con Buenos Aires, en un vuelo de poco más de hora y media.
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