miércoles, 3 de julio de 2013






El Ejército de Egipto ha depuesto al primer presidente elegido por las urnas en la historia del país, el islamista Mohamed Morsi, después de solo un año de Gobierno y tras cuatro intensas jornadas de multitudinarias manifestaciones de protesta. El comandante en jefe del Ejército y ministro de Defensa, general Abdel Fatah al Sisi, compareció pasadas las nueve de la noche en televisión, flanqueado por líderes opositores y religiosos y la plana mayor de las Fuerzas Armadas para comunicarle a la nación que el país tenía un nuevo presidente interino, el jefe de la Corte Suprema Constitucional, Adly Masour, quien ahora liderará un periodo transitorio que culminará con nuevas elecciones presidenciales y parlamentarias. Los militares suspendieron también la polémica Constitución de corte islamista aprobada el año pasado por las urnas, con el respaldo de Morsi.



El Ejército sacó ayer sus tropas a las calles después de que venciera el plazo de 48 horas dado el lunes por el genral Al Sisi al presidente Morsi para que integrara en su Gobierno a la oposición. Fuentes militares dijeron que el presidente quedaba bajo recaudo del Ejército, sin que se supiera su paradero exacto. Las Fuerzas Armadas prohibieron la salida del país tanto a Morsi como a destacados líderes islamistas asociados con él. Tanques ligeros y vehículos acorazados se desplegaron en los puntos de El Cairo en los que en los pasados días se han fortificado los partidarios de Morsi y cerca del palacio oficial de la presidencia, en Heliópolis.



Los soldados se posicionaron en la tarde de ayer en la entrada a la universidad de El Cairo, en la localidad de Giza, donde el martes murieron 23 personas en una serie de violentos disturbios. Los vehículos artillados acudieron también a Ciudad Naser, el distrito en el que han acampado los partidarios de Morsi, según dijeron los oficiales sobre el terreno, para protegerles y evitar enfrentamientos con los opositores, que se manifestaban en dos puntos cercanos: el palacio presidencial en Heliópolis y el cuartel general de la Guardia Republicana, donde los manifestantes creían que se hallaba Morsi a recaudo militar. Los islamistas partidarios del presidente se habían armado con palos, porras y cadenas, dispuestos a luchar por defenderle.

El Ejército mantuvo consultas durante la jornada con Mohamed el Baradei, popular exdirector de la Agencia Internacional de Energía Atómica, elegido esta semana por los partidos opositores como interlocutor en el proceso político de transición, y que estuvo presente durante el anuncio televisado del general Al Sisi. Junto a él se hallaban el gran imán de la mezquita suní de Al Azhar, el jeque Ahmed al Tayed, y el patriarca copto, Teodoro II.





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