viernes, 25 de octubre de 2013

El urogallo cantábrico sigue en situación "crítica", con 350 ejemplares en la Cordillera

El próximo otoño se soltarán los primeros urogallos criados en cautividad en la zona oriental

El urogallo cantábrico sigue en situación

Especie en peligro de extinción


La población del urogallo cantábrico se compone de unos 350 ejemplares en toda la Cordillera, de forma que esta subespecie, en peligro de extinción, continúa en una situación "crítica" y "preocupante".

En la zona oriental la evolución es "negativa", ya que quedan "muy pocos" urogallos, que solo sobrevivirán con los programas de reintroducción y la suelta de ejemplares criados en cautividad, como está previsto que ocurra el próximo otoño. Por su parte, en la zona occidental de la Cordillera, dividida a su vez en dos subpoblaciones, el número de urogallos se mantiene con "cierta estabilidad", por lo que estas áreas albergan las "mejores" poblaciones de urogallo cantábrico.

En cualquier caso, la cifra de 350 ejemplares es aproximada y se basa en los censos coordinados y ofrecidos por las diferentes administraciones hace ocho años, puesto que los datos no se han actualizado desde 2005.

Así lo ha indicado Javier Purroy, de SEO/Birdlife, a Europa Press, a propósito de una visita organizada a las actuaciones que se están llevando a cabo en el marco del proyecto LIFE+ del Urogallo Cantábrico para frenar el "declive" de esta especie y fomentar su recuperación.

Con motivo de este programa europeo, puesto en marcha en el 2010 y con el que se invertirán, hasta el próximo año, un total de 7 millones de euros, se están acometiendo acciones urgentes para la conservación de esta especie protegida, como la mejora de su hábitat.

Una de estas actuaciones se desarrolla en el municipio cántabro Vega de Liébana, que es donde se realizado la visita, cuyo fin es concienciar y sensibilizar al conjunto de la sociedad de la importancia de esta especie y de fomentar su recuperación.


ACCIONES DE MEJORA DEL HÁBITAT

Dentro de la batería de acciones que se están llevando a cabo en el marco del proyecto FIFE+ destacan las orientadas a reducir la mortalidad no natural de la especie, mejorar el hábitat de las zonas de crianza de gallinas con pollos mediante desbroces selectivos, acometer clareos en las masas forestales, o compatibilizar los usos tradicionales de los espacios con la conservación del urogallo.

Para mejorar su hábitat, ha explicado el experto, se están creando pequeños claros y pasillos interconectados entre sí en zonas con elevado matorral, lo que favorece el crecimiento de especies herbáceas y arbustivas, especialmente de arándano, que es el principal alimento del urogallo.

En este sentido, se trabaja en la creación de un hábitat heterogéneo en las zonas más usadas por las hembras con pollos, conformado por arandaneras, matorrales y arbustos de brezo y piorno, fundamentalmente, y áreas de pastizal.

Paralelamente, se incide en la recuperación y creación de claros de pequeño tamaño distribuidos de forma irregular en bosques, principalmente de hayas, lo que fomenta el crecimiento de arbustos como el arándano, la frambuesa o el saúco. El fin último de estas actuaciones es fomentar una estructura de bosque más favorable para el urogallo, alternando pequeños claros con árboles de distintas edades y tamaños y zonas de arándano con otras especies de soto bosque.

Junto a todo lo anterior, y dentro del Proyecto LIFE+, se procura hacer compatible el aprovechamiento sostenible de los recursos con la preservación de la calidad del hábitat del urogallo. Para lograrlo, ha indicado Purroy, se vienen manteniendo conversaciones con las entidades propietarias de los montes y con sectores interesados, como ganaderos, selvicultores o cazadores.

En este ámbito, se trabaja en la mejora y creación de pastizales, para recuperar la carga ganadera pero dirigirla a los mejores pastaderos; la aplicación de tratamientos selvícolas de matorral en hayedo para favorecer arandaneras; o tratamientos de matorral, para favorecer la regeneración forestal y evitar la propagación de incendios forestal.

Por otro lado, para reducir la mortalidad no natural de la especie, se trata de evitar, siempre que sea posible, la colocación de cercados en las zonas de urogallo y se eliminan los que no tengan utilidad. Y, en el caso de que sean necesarios, se señalizan con materiales fácilmente visibles para el urogallo.

En este sentido, SEO/Birdlife señala que estudios de radio-tracking en Escocia y otras zonas de norte y centro Europa revelan que la colisión con cierres ganaderos o vallados es la causa de un tercio de la mortalidad de urogallos adultos.

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