El hombre-tigre: la leyenda del Uturunco.
Hombre-puma u hombre-tigre, es lo que en quechua significa Runa-Uturunco. Este híbrido hace parte de las leyendas argentinas, y se dice que está presente sobe todo en el noroeste argentino. La leyenda del Uturunco menciona que existe un hombre que en el día es conversador y pasa desapercibido entre la gente. Sin embargo, en las noches toma forma de tigre y le gusta comerse animales como cabras o terneros.
Según la leyenda, la transformación se hace extendiendo una piel de tigre sobre el suelo y pronunciando unas palabras mágicas, al parecer ininteligibles para las personas, se revuelca sobre ella y se convierte.
Es difícil matarlo, y se comporta extrañamente.
Muchos han dicho que el Uturunco es difícil de matar, porque cuando le disparan o cuando está muerto puede volver a tomar la forma humana. Las leyendas argentinas cuentan también que puede ser un hombre solitario y ermitaño que hizo un pacto con el diablo y vendió su alma. Tiene unas garras con cinco dedos, como los humanos, y puedes distinguir sus huellas muy fácil porque comienzan siendo las del animal y, de repente, cambian y ahora verás huellas humanas.
No en todas las regiones se transforma en tigre, porque en la parte norte de Argentina, se convierte en puma y puede llamarse Muturunco. Igualmente en Bolivia y Perú existe y es denominado Runauturunco. Es característico también el hecho de que mata muchos animales de forma masiva. De hecho, en el puma es muy común esta actuación. La realidad es que los pumas primero cazan alguna presa para calmar el hambre y luego pueden continuar la matanza por simple juego.
Las leyendas argentinas cuentan una historia de un posible uturunco llamado el indio Pascual, que vivía a las afueras del pueblo y era una persona hosca y de difícil trato. Muchos decían que en las noches se convertía en tigre. La leyenda menciona que cuando un indio quiso darle muerte machacando su cabeza con una piedra, la transformación en hombre comenzó a hacerse realidad.
La extraña luz que ronda en los montes santiagueños
Era de noche, de esas que la luna está bien resplandeciente y era ideal para meterse al monte con el rifle para cazar alguna vizcacha, charata o lo que sea para el almuerzo del día siguiente. Monte espeso, diferente al de ahora, bien intenso, pues en aquel año, 1950 aproximadamente, la amenaza de matar la flora autóctona no era tan preocupante como lo es ahora. En ese ambiente rodeados de toda las misticidad que tiene la selva santiagueña, un grupo de changos, vivió una experiencia que con el tiempo se fué haciendo habitual.
Una luz inmensa comenzaba a descender, era de color amarillo anaranjado, de tonalidades fuertes y se desplazaba de un lugar a otro, en dirección al grupo de amigos. El susto era enorme y ya esperaban que pasara cualquier cosa, pero su instinto de supervivencia y esa audacia que caracteriza a los changuitos santiagueños los llevó a preparar su rifle en total desconcierto sobre lo que estaba frente a sus ojos. Uno de ellos gatilló pero el disparo no salía, otro intento pero se le trabo el arma y ahí el miedo los invadió aún mas. No dudaron un segundo y empezaron a correr de regreso a sus casas al sentir la extraña luz acercarse y sentirse indefensos ante el fenómeno nunca antes visto…
Experiencias así, han ocurrido en varias zonas de Santiago del Estero y en otras partes de Argentina. En su mayoría, la luz solo se ha presentado sin hacer daño alguno.
Sin embargo, en lugares donde hubo avistamientos al día siguiente han aparecido animales mutilados.
Es un misterio que aún no se ha podido resolver y cautiva el interés de investigadores y especialistas de diferentes países, que han venido a nuestro país en búsqueda de alguna respuesta a estas extrañas apariciones.
Sea lo que sea a mas de un curioso le encantaría ver con sus propios ojos la extraña luz que ronda los montes santiagueños.
El familiar, ocultismo en los ingenios azucareros
Cuénta la Historia que en los Pueblos Azucareros del Norte Argentino los Dueños y patrones de los ingenios, para hacerse más ricos, para tener más suerte y abundancia, realizan un contrato con el Familiar, que es el diablo mismo. Cada año le ofrecen un peón de los que llegan a la cosecha, para que se lo coma siendo de preferencia aquellos que son temporales o golondrinas sin familia.
En las grandes fábricas suelen ocurrir accidentes particularmente en la caldera y el trapiche y, cuando muere un hombre, se dice que el familiar "ya se ha hecho la víctima" (si muere más de uno es porque está hambriento). El año será de mayor provecho para el dueño del ingenio cuantos más peones coma el Familiar.
Esto explicaría el hecho de que en los ingenios más famosos de Jujuy, Salta y Tucumán desaparecieran peones todos los años y nunca se supiera que había sido de ellos.
Los dueños tenían en la fábrica un cuarto oculto donde vivía el Familiar. Allí enviaban a la gente a buscar herramientas; pero ninguno de los que entraba volvía a salir aunque muchos cuentan su propia historia de supervivencia. Los hombres que conocen de estas cosas son precavidos; llevan una cruz grande colgada en el pecho, un rosario en el cuerpo y un puñal en la cintura. Si les sale el Familiar para querer comerlos, le hacen frente y pelean. Pueden quedar lastimados, con la cara y las manos arañadas y la ropa rota, pero se salvarán gracias a la cruz y al rosario; si el hombre no puede pelear con su facón, entonces será devorado. En los casos en que el peón sobrevive, los patrones les pagan fuertes sumas de dinero para que no avise a nadie y se vaya.
Este ser diabólico aparece como un perro enorme, feroz, siempre al acecho de cualquiera que pase; o como viborón negro con ojos de gatos y cerdas en la cabeza. Se recomienda no matar a las víboras negras que se encuentren, porque puede tratarse del Familiar (no son muy largas pero si gruesas, y a veces tienen cabeza de perro, como el Teyúyaguá de Corrientes). Aparece también como persona, mulita, cerdo o torito negro astuto. Se lo ha visto cruzar de noche los cañaverales arrastrando una pesada cadena; nada lo detiene y atraviesa paredes o pantanos sin que nadie logre herirlo.
Los numerosos ingenios de Tucumán, las grandes fincas de Catamarca y San Luis y los viñedos importantes en nuestro país cuentan todos con un familiar que hace parir a las vacas, reproducirse en abundancia las majadas y acrecentar riquezas. Además de comer hombres se alimenta con leche, menudos de vacas carneadas especialmente para él o grandes tachos de locro. Vive encerrado en sótanos donde se lo escucha gemir como un niño, en habitaciones ocultas en las casas o fábricas, corrales de pircas y, en su aspecto de víbora, puede habitar en petacas.
Cuando el dueño se muere y no pasa el secreto a otro, como ya no atienden al Familiar ni le dan de comer, este se pierde y la fortuna desaparece.
El Basilisco
Dicen las abuelas santiagueñas que el Basilisco es una víbora con patas y cabeza de gallo. Que tiene la mirada penetrante, que mata con solo mirar a los ojos a las personas. Además su aliento es tan fuerte, que las plantas se marchitan cuando él exhala su aliento sobre ellas.
Nace de un huevo de gallina puesto a la medianoche, sin yema, y empollado por un sapo. Para matarlo se debe colocar un espejo delante de él, para que se auto fulmine. No rapta, ni asusta a las personas. Debe tenerse cuidado de encontrarlo por el riesgo de morir fulminado por su mirada.
La dispersión de la leyenda hace que en el noroeste argentino se afirme, que los tesoros o "tapados" escondidos en las cuevas de las montañas, son custodiados por Basiliscos. Quizá esta afirmación sea una transmisión no sistemática de la creencia europea de los primeros tiempos de la minería.
Decían los mineros que en los socavones morían víctima del aliento de este terrible animal. En realidad se trataba de gases venenosos, de cuya presencia aprendieron más tarde a protegerse. Como toda leyenda popular, cuando un fenómeno físico sobrepasa los conocimientos que ostenta el hombre que lo observa, encuentra una salida sencilla y satisfactoria, mediante la fabulación.
En la antigüedad, los habitantes de la región de Cantabria (España) afirmaban conocer al Basilisco y el arma que utilizaban para protegerse de él, era un gallo que portaba debajo del brazo, para que cante ante la presencia del demonio, único capaz (el gallo) de contrarrestar su poder. En antiguos tratados de Historia Medieval y China, encontramos relatos de Basiliscos con mucha frecuencia. Además en Europa se acostumbraba bautizar las piezas de artillería, con nombres de animales que configuraban una alegoría a su poder de destrucción. Basilisco se llamó a una pieza de artillería, de bronce, de gran calibre, que cayó en desuso por lo incómodo de su manejo.
A consecuencia de la imposición cultural que significó el implante forzoso de la religión traída por los españoles, y la silenciosa resistencia a abandonar sus antiguos dioses de parte de los nativos, se produjo un sincretismo desordenado de algunas cuestiones culturales. Entonces es común encontrar límites imprecisos entre paganismo y religión (oficial). Así tenemos presencia de Basiliscos en la concurrencia de Salamancas, o custodios de antiguos tesoros en oro y plata enterrados por los aventureros españoles u Obispos poderosos ante la posibilidad de saqueo.
Espero les guste, despues subo más, Saludos.
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