El presidente afirmó que si EE.UU. cae en un cese de pagos sería dramático. "Todo el mundo sufriría".
En tono exasperado, como el mismo admitió sentirse, el presidente de EE.UU. advirtió hoy que "un default nuestro golpearía a toda la economía mundial. Todo el mundo sufriría".
"Sería dramático (...) Un default sería irresponsable", insitió en un mensaje ante los trabajadores de una pequeña empresa de construcción en la localidad de Rockville (Maryland), al norte de Washington.
El Congreso debe alcanzar un acuerdo para elevar el techo de la deuda antes de mediados de octubre, de lo contrario el país caería en una dramática cesación de pagos.
Obama también insistió hoy en que el Congreso tiene que aprobar una ley presupuestaria "sin condiciones partidistas" para acabar con la parálisis parcial de la Administración que entró en vigor el pasado 1 de octubre.
Advierten que EE.UU. puede revivir la crisis de 2008
El secretario del Tesoro dijo que las consecuencias de que el país entre en default serían catastróficas. Obama pidió al Congreso un acuerdo "sin condiciones partidistas"
Si el Congreso de Estados Unidos no se apura y aprueba el aumento del techo de la deuda antes del plazo límite de mediados de mes, el país y hasta el mundo podrían verse arrastrados a una crisis similar o incluso peor que la de 2008, advirtió hoy el secretario del Tesoro norteamericano, Jack Lew.
"Posponer el aumento del techo de la deuda hasta el último minuto es exactamente lo que nuestra economía no necesita, una herida autoinflingida que dañará a familias y negocios", dijo Lew.
"Nuestro país ha trabajado duro para recuperarse de la crisis financiera de 2008 y el Congreso debe actuar ahora para elevar el techo de la deuda antes de que la recuperación se ponga en riesgo", subrayó al presentar hoy un informe sobre el "Efecto potencial de una política arriesgada ante el techo de la deuda".
Dicho informe advierte que un "default" por un fracaso a la hora de elevar el techo de la deuda no sólo carece de precedentes, sino que "tiene el potencial de ser catastrófico".
Entre las consecuencias posibles: el congelamiento de los mercados crediticios y una "caída en picada" del dólar mientras que las tasas de interés estadounidenses se "dispararían", lo que "potencialmente resultaría en una crisis financiera y recesión que podría repetir los acontecimientos de 2008 o peor".
Unos efectos, además, que tendrían un alcance mucho más allá de las fronteras estadounidenses: dado que el dólar y sus bonos del Tesoro están en el "núcleo" del sistema finaciero internacional, "en el caso catastrófico de que un impasse en el límite de la deuda llevara a un default, los mercados financieros se verían sacudidos hasta la médula, como sucedió a finales de 2008, lo que resultó en una recesión peor que ninguna otra desde la Gran Depresión" de comienzos del siglo XX.
La advertencia del Tesoro surgió minutos antes de que el presidente Obama saliera a pedir un rápido acuerdo al Congreso para resolver otro problema: el cierre de la administración por falta de presupuesto.
El Congreso tiene que aprobar una ley presupuestaria "sin condiciones partidistas" para acabar con la parálisis parcial de la Administración que entró en vigor el pasado 1 de octubre, exigió.
Obama subrayó que el cierre es una medida "temeraria" de los republicanos y repitió que su fin solo depende de que el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehnher, someta a voto el proyecto de ley para aprobar un presupuesto temporal sin disposiciones adicionales.
"Ustedes escogieron a sus representantes para que les hagan la vida más sencilla, no más dura", argumentó el presidente ante los trabajadores de una pequeña empresa de construcción en la localidad de Rockville (Maryland), al norte de Washington.
De la Estatua de la Libertad a parques y museos, con el cartel de "cerrado"
"Nuestras oficinas están totalmente desiertas. Sólo estoy yo y otro funcionario pero todos los empleados permanecieron en sus casas. Es una vergüenza. Ellos no cobraron su día de trabajo y nosotros tenemos el doble de trabajo", dijo a Clarín una funcionaria del Departamento del Tesoro que pidió no ser identificada. "No es justo. Simplemente porque hay un grupo de fanáticos ultraconservadores en el Congreso que condicionan la aprobación del presupuesto a terminar con la reforma de salud de Obama, todos vamos a pagar las consecuencias de una manera u otra. Obama tiene razón cuando dijo que los republicanos deben entender que no pueden tener a un país de rehén por cuestiones ideológicas. Es una locura." A primera vista, el cierre del gobierno no provocó ningún cambio en la vida cotidiana de Washington. El transporte público funcionó como siempre: puntualmente. En el aeropuerto de Washington, no hubo ningún vuelo cancelado. Los niños fueron a la escuela. Y los policías pusieron multas a todo aquel que estacionaba en algún lugar prohibido. Los washingtonianos tuvieron acceso a todos los servicios básicos, como el correo y el cobro de sus pensiones. Pero en otras zonas comenzaron a aparecer letreros de "cerrado", como los que atajaban a los visitantes de la Estatua de la Libertad en Nueva York, o también en parques y museos.
Los efectos del cierre se sintieron en primera instancia en las oficinas del gobierno federal, incluyendo la Casa Blanca y todos los ministerios. También padecieron los efectos todos los negocios –restaurantes, tiendas y parkings– situados alrededor de los ministerios en el centro de Washington. "Alrededor del 88% de los más de 100.000 empleados que tiene el Tesoro permanecieron ayer en sus casas sin sueldo ", dijo la funcionaria consultada por Clarín.
En total, los afectados serán 800.000 empleados públicos que realizan tareas consideradas no esenciales. Pero también hay una cantidad de daños colaterales. "Hoy yo calculo que hemos tenidos un 30% menos de autos en nuestro estacionamiento", dijo a Clarín Samuel Mc Neill, el encargado del LAZ Parking situado a menos de 100 metros del Tesoro. "Si esto dura mucho tiempo, será un desastre", agregó.
"En general, a la hora del almuerzo, este lugar está lleno", comentó por su parte Erwin Cornelius, uno de los mozos del Starbucks situado en la esquina de la calle 14 y la F.
Las tiendas situadas cerca de la Casa Blanca, donde muchas de las empleadas federales hacen sus compran a la hora de almorzar, también estaban ayer semivacías. "Definitivamente, hoy hay menos gente que ayer", afirmó a esta corresponsal una de las vendedoras de Ann Taylor, una tienda de ropa de mujer .
El economista Mark Zandi calcula que el cierre del gobierno podría costar un 0.3 % del crecimiento del PBI en el cuarto trimestre. Maryland, en los suburbios de Washington donde vive una gran cantidad de empleados públicos, podría perder hasta 5 millones de dólares por día en ingresos e impuestos a la venta.
El Congreso fue ayer el escenario de un nuevo fuego cruzado. Los republicanos dijeron que la culpa del cierre la tienen los "necios" senadores demócratas, mientras que los demócratas acusaron a los republicanos de la Cámara de Diputados de "estúpidos". Barack Obama no se quedó atrás calificando al cierre como producto de una verdadera cruzada ideológica.
"Vine a Washington para discutir con Rick Crawford, el diputado por Arizona, mi Estado, la ley de agricultura. Fui al Congreso pero fue imposible verlo. Iba de reunión en reunión. Decidí entonces ir a los museos…pero están todos cerrados. Como es mi primer viaje a Washington, también quise hacer un tour por la Casa Blanca. Pero están suspendidos hasta nuevo aviso. Es decir, estoy aquí en Washington sin poder hacer nada", contó a Clarín Tom Dillon, el representante de los supermercados de Arizona mientras sacaba ayer fotos a la Casa Blanca.
Ayer, en el edificio donde vive esta corresponsal hubo toda una discusión entre vecinos para ver qué pasaría con la basura. En principio, su recolección quedó también suspendida.
"Tendremos que organizarnos de alguna manera porque, de lo contrario, vamos a llenarnos de ratas y de cucarachas. Espero que esto no dure mucho," aseguró una de las vecinas.
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