En el pequeño pueblo San Antonio, apartado a unos 25 kilómetros de la capital de Canelones, la tranquilidad ya no es algo de lo que los vecinos se jacten. Por el contrario, la añoran por estos días, aseguran.
De la noche a la mañana -más concretamente desde el domingo 22 al viernes 27- más de 70 perros aparecieron muertos por intoxicación, lo que generó la sorpresa e indignación de los habitantes.
Sin embargo, al tiempo que la esposa del comisario y una funcionaria del juzgado recogían muestras de vómito de uno de los perros intoxicados, los lugareños ya tenían a un responsable.
Nadie lo nombra, pero todos hablan del mismo individuo: un médico Grado Cinco, que vive y trabaja en Montevideo, pero que tiene un campo en las afueras de San Antonio, donde cría ovejas y a donde se refugia cada fin de semana.
Días antes de que se sucediera la matanza de perros, aseguran los vecinos, el médico denunció a la comisaría que veinte de sus ovejas habían sido atacadas por unos perros. También afirman que el profesional fue hasta un local del pueblo preguntando por veneno para perros.
El País fue hasta el lugar donde dicen que el hombre se acercó a comprar el supuesto producto. "Sí, es cierto, vino el fin de semana, y dijo, clarito, que quería veneno para perros. Le dije que no vendíamos eso. Lo lamentó y se fue", contó a El País uno de los vendedores del local, que tuvo que ir a declarar como testigo. El médico, en tanto, también declaró ante la Justicia el pasado viernes 27, pero como indagado.
"Esta persona nunca estuvo detenida, pero vino a declarar en calidad de indagado porque la gente lo nombró a él, pero todavía no tenemos certeza ninguna", dijo a El País la jueza María Noel Odriozola, a cargo del caso, quien reconoció que la situación "generó mucha conmoción en el pueblo".
Pero el médico no solo declaró en la Justicia, también decidió afirmar su inocencia en la misa del pasado sábado, en la iglesia del pueblo, frente al cura y unos 50 fieles que se mostraron sorprendidos por la escena.
El hombre llegó ya iniciada la celebración religiosa, junto a su señora, y se sentó en el primer banco de la iglesia, frente al altar. Cuando el sacerdote daba por finalizada la misa, el médico lo interrumpió: "Padre, ¿me permite unas palabras?". El cura asintió con la cabeza y el hombre se paró, se colocó mirando a los presentes y durante 15 minutos, alegó su inocencia.
Confesión
"Algunos ya me conocerán, otros quizás no. Yo llegué a este pueblo con la frente limpia y alta, y quiero seguir haciéndolo. Todo por lo que se me ha culpado no es así. Yo no envenené a nadie. ¿Ustedes creen que yo soy capaz de tirar comida con veneno para matar animales? ¿De andar repartiendo veneno por las casas? ¿Ustedes me ven a mí haciendo eso?", inquirió el hombre, ante el silencio absoluto de los feligreses.
Sin embargo, el médico reconoció que fue hasta el local agropecuario y preguntó por un veneno para perros, pero aseguró que fue en broma. "Yo fui a la agropecuaria, pero fui a buscar un producto para curar a mis ovejas que estaban mordidas por perros y ahí, por la bronca del hecho, lancé en broma si vendían veneno para perros. Imagínense mi bronca por la muerte de mis ovejas. Pero no soy capaz de eso. Sé que el veneno de alta toxicidad no se vende en una agropecuaria", dijo el hombre según relataron testigos a El País. Mientras hablaba algunos optaron por irse de la iglesia. Pero cuando terminó de hablar recibió un aplauso cerrado. Patricia Martínez, una de las asistentes que se quedó a escuchar el discurso pero lo reprobó, se mostró indignada. "Hacían fila para palmearle la espalda, abrazarlo y felicitarlo. Gente que después en Facebook lo denostaba, como yo lo vi. Se marean con el status de este señor", remató.
Esperan análisis de muestras de veneno
Tanto los vecinos de San Antonio como la jueza a cargo del caso, María Noel Odriozola, están a la espera de los resultados que arrojen las muestras del veneno recogidas por la policía y la veterinaria del lugar.
Las mismas fueron enviadas la semana pasada a la Dirección de Laboratorios Veterinarios. "Me dijeron que estaban procesando las muestras y que estarán recién para la semana que viene. Lo que queremos determinar es la categoría del veneno utilizado, y si es un veneno que se puede vender libremente al público o es necesaria una receta. Pensamos que esto puede abrir más ventanas de investigación", dijo a El País Mayra Minetti, veterinaria del pueblo, que aboga porque este caso no quede "olvidado". El sábado a la hora 17 los lugareños realizarán una manifestación en la plaza del pueblo para repudiar el hecho.
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