por Alfredo Rosso
Estoy a bordo de un tren Intercity a más de 200 kilómetros por hora, viendo pasar borbotones de verde por la ventanilla, que es la campiña inglesa. Salí de la estación Paddington de Londres y mi destino es Cardiff, la capital de Gales. El orgullo mayor de Cardiff, en términos históricos, es su castillo, en pleno centro de la ciudad, que ostenta todavía en su estructura los rastros de una pared romana de hace 2000 años, cuando el ejército de Julio César conquistó Gran Bretaña y la hizo parte de su gigantesco imperio durante 400 años.
El motivo que me lleva a Gales es ser testigo de la durabilidad de otro imperio, en este caso el del rock británico gestado en los '60, en este caso representado por uno de sus hijos dilectos, THE WHO. Voy a presenciar la flamante puesta de una de las grandes obras conceptuales de la historia del rock, "Quadrophenia". La obra fue escrita por el nervio motor de The Who, su guitarrista, compositor y ocasional cantante Pete Townshend, y fue editada originalmente en 1973 y cinco años más tarde llevada al cine.
A esa altura las obras conceptuales no eran algo nuevo para Townshend y los Who, ya que en 1969 la banda del barrio londinense de Shepherd's Bush había soltado sobre el mundo la ópera "Tommy", la historia de un chico ciego, sordo y mudo que se cura de su discapacidad y se transforma en un líder espiritual de su generación, para luego ser abandonado por sus fieles, ni bien les enrostra sus defectos y carencias. "Tommy" tocó un nervio sensible en las audiencias del rock progresivo de la época –ayudada en buena medida por la descollante actuación de la banda en Woodstock- y la inmortalidad de los Who se aseguró para siempre.
"Quadrophenia" comparte con "Tommy" un gran desarrollo dramático, pero el argumento, en este cao, está centrado en un joven "Mod" de los años '60. Los Mods eran jóvenes ingleses que aquellos días vestían plolijamente, manejaban sus "scooters" (que en la Argentina se conocían como "motonetas") y escuchaban rhythm and blues y música soul del sello Motown. Vivían en guerra mortal con los "Rockers", quienes a su vez gustaban de las camperas de cuero, las motocicletas y el rockabilly de los años '50.
Ambas tribus se cruzaban en batallas campales en la ciudad balnearia de Brighton, en el sur de Inglaterra, pero Townshend, en "Quadrophenia" hace algo más que pintar un cuadro de época. La segunda obra conceptual de The Who es el relato de un joven insatisfecho, de sus frustraciones y su angustia existencial. Un muchacho que no sabe dónde va su vida, al que le cuesta relacionarse afectivamente y que vive constantes roces con sus padres, en una época en que la brecha generacional entre padres e hijos era muy grande. Inseguro, busca reafirmar una sensación de pertenencia en la tribu de los Mods. Lo vemos con su scooter de mil farolitos y espejos, su parca –esas camperas largas y verdes que los Mods pusieron de moda- y sus "purple hearts", las píldoras de anfetamina que alargaban la marcha en bailes y peleas tribales. El final de "Quadrophenia" es abierto, pero la obra de los Who cierra magníficamente desde lo musical y temático.
La puesta actual es imponente. Ya no están en este mundo el baterista Keith Moon y el bajista John Entwhistle, quienes grabaron el álbum original, pero los dos miembros originales sobrevivientes, el propio Townshend y el icónico cantante Roger Daltrey, están secundados en esta gira por una banda de gran nivel. En la batería está Zak Starkey –hijo de Ringo, el baterista de los Beatles- quien viene tocando con los Who desde 1996, además de haber actuado y grabado con Oasis y de haber participado en uno de los proyectos musicales post-Smiths del guitarrista Johnny Marr.
En el bajo está Pino Palladino, nativo justamente de Cardiff, quien acumula sobrados pergaminos musicales, ya que ha tocado prácticamente con todo el mundo, desde Eric Clapton a David Gilmour, pasando por Gary Numan, Jools Holland, Peter Gabriel, Tears for Fears, Don Henley, Jeff Beck , Adele y John Mayer. Pino forma parte del entorno de The Who desde 2006 y participó en el último álbum de estudio de la banda, "Endless Wire".
En guitarra se suma, además, Simon Townshend, hermano menor de Pete que se integró a las giras de The Who en 2002, Loren Gold, un tecladista basado en Los Angeles que tocó primero con la banda de Roger Daltrey y se integró a The Who el año pasado y J. Grey Miller, ejecutante de bronces, compositor y arreglador musical que ha tocado con varias orquestas. Los Who añaden también en bronces a Reggie Grisman, nativo de Nashville y actualmente basado en Los Angeles y también al guitarrista, compositor y productor Frank Simes, otra potencia musical que ha tocado con The Motels, Mik Jagger, Stevie Nicks, Don Henley y Roger Waters, entre varios otos, y que lleva compuestos 1400 temas musicales para televisión, entre ellas, para series como Los Soprano, Friends y Sex and the City, además de tener en su haber varias composiciones para orquesta y dos nominaciones para Grammys.
El lugar donde veré a The Who es el Motorpoint Arena Cardiff, un centro de exhibiciones y espectáculos inaugurado en 1993 que tiene capacidad para 5.500 personas sentadas. Una idea de la expectativa que ha desatado la presentación de The Who en Gales la da el hecho de que localidades llevan más de un mes de estar agotadas.
Mientras escribo esto el Intercity se encuentra detenido esperando una señal verde en algún punto entre Newport y Cardiff. Ahora, mientras lentamente retomamos velocidad me despido hasta el próximo reporte, en el que les contaré todo lo acontecido con The Who, en su presentación de Cardiff, parte de esta nueva y espectacular gira de una de las bandas más emblemáticas del rock inglés.
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